Codex Calixtinus

"Todos los pueblos irán en peregrinación hasta la consumación de los siglos"

miércoles, 10 de agosto de 2011

¡Estoy en Santiago!




Las dudas suelen ser malas consejeras, pero no hagas a los libros culpables de tus incertidumbres. Ellos cuentan las historias tal y como otros las escribieron, y es el hombre el que se somete a los mitos y a las leyendas. Sólo cuando te alejes de esos testigos y te libres de la carga de las civilizaciones que visitas serás un verdadero peregrino, sin prejuicios y sin miedos. Puedes hacerlo, Belit, de la misma forma que lo he conseguido yo.

Hoy puedo decir ya que he llegado a Santiago. La certeza de un final próximo me confortó del escaso atractivo de este último tramo, y ha hecho que olvidara cualquiera de las incógnitas que también intentaron hacerme desistir. No he necesitado libros ni ninguna clase de filosofía, y la soledad -que no fue impuesta por uno u otro oscuro pasado- ha sido una lección práctica para saber escuchar la voz del Camino. Sin embargo, desde el Monte do Gozo se acaba con esta orfandad. Me adelantan peregrinos impacientes, alguno quizás con el deseo de ser nombrado rey, pero yo no deseo privilegios retóricos ni que llegue el momento de decir adios al Apóstol.

Desde que estoy en Santiago comienzo a sentir la nostalgia de la peregrinación. ¿Dónde queda el cansancio acumulado de las anteriores etapas, dónde están el calor y el frío, dónde las dudas y la sed que intentaban a veces ser protagonistas en el camino? Todo eso está olvidado. Conocer la ciudad y abrazar al Santo son mis deseadas preferencias, y sigo calles, plazas, iglesias, piedras bañadas por la pátina del tiempo, hasta la Catedral. He alcanzado la meta, Belit-Seri, he llegado al Pórtico de la Gloria y es ahora cuando conoceré la Verdad.

Apenas me detengo aquí me hago preguntas, probablemente las mismas que millones de peregrinos se hicieron al llegar. Dices no tener fe, estar lleno de incertidumbres y hasta pones en duda la necesidad de esta peregrinación. La respuesta está en este mítico románico que nos dejó el Maestro Mateo, en el Cristo que no viene a hacer justicia sino a pedirnos que sigamos a Santiago, en los cuatro evangelistas, en los ángeles que nos cuentan la historia de Aquel que vino a ayudarnos, en los apóstoles y en los profetas. Hace falta preguntárselo.

Ves, Belit-Seri, las historias no están escritas únicamente en los libros; están también en las piedras que hablan, a veces con un murmullo sólido o con erosión y otras hasta se les oye gritar. Sus voces nos cuentan vestigios del pasado, lo histórico de la ciudad, constancias de guerras, fugas, independencias, arte y amor. Es la crónica pétrea que narra la historia compostelana del Camino. La mismas piedras desde las que Santiago habla a los peregrinos en la Catedral. En el interior, con el tiempo detenido en el románico, espera la palabra del Apóstol; sólo ella puede llevarnos al conocimiento y librarnos de las dudas. Necesitaré más tiempo, mañana podré decirte cuales han sido sus enseñanzas.